Despertar espiritual anal.

 Despertar espiritual anal.  —Cristina, si no dejas de deprimirte, voy a detener este auto y te patearé contra la banqueta.  Estela me lanzó una mirada que no podía ignorar, y su tono de voz no era precisamente el de una broma. Sabía que ella era capaz de hacerlo, era el tipo de chica que no se andaba con jueguecitos. Y justo ahí estaba el problema, ¿cómo podía superar la ruptura con Beto si ni siquiera podía superar mi propia tristeza? —Lo siento, Estela, realmente no estoy de buen humor. Traté de sonreír, pero no pude evitar que me saltaran las lágrimas. ¿Cómo podía ser tan cruel el destino? Un mes atrás, Beto me había dicho que me amaba, que nunca me dejaría ir, y ahora, aquí estaba, en el asiento de un auto con Estela, tratando de no llorar en un momento en que me sentía más sola que nunca. —Uf, tienes que superarlo.  Estela miró su propio reflejo en el espejo retrovisor, asegurándose de que su cabello rubio seguía teniendo los rizos perfectos.  —Al romper con Beto es lo mejor que

Regalo del cielo


Regalo del cielo 


Existen personas que son verdaderos regalos del cielo, regalos provocadores para nuestro placer.


Todos andamos medio babosos con usted señora, a sus cuarenta y tantos años nos hace disfrutar de su cuerpo de escándalo. Estoy seguro que todos los jóvenes en la iglesia pensamos lo mismo: esas tetas están hechas para el placer, son un regalo del cielo.
Relatos eróticos

Eres una mujer alta, en comparación con las otras señoras, tienes una preciosa cara afilada con unos ojos muy suaves que hipnotizan, unos labios finos de una ternura descomunal, una piel tostada por el sol, y unas generosas curvas de lascivos movimientos que llaman a la revolución.

Tu ropa de prestigio resalta todo aquello que pretenden ocultar: unos pechos llamativos por su perfección, generosos y apetecibles; un culo jacarandoso del que no podemos apartar los ojos. Y una entrepierna perfecta, remarcada por tu pantalón de mezclilla.

Siempre llego temprano a la iglesia para verte llegar, caminas lentamente con elegancia, con tu cabello recogido hacia atrás dando a tus pechos un protagonismo estelar. Quiero abrazarte, perderme en tu aroma, en tu tacto, en tu calidez.

Al finalizar el servicio, cuando te levantas de la banca, momento en que dejas a la vista tus atributos, tus suculentas nalgas resaltadas por esos pantalones de mezclilla sin bolsillos. Y siempre hay varios jóvenes ocultando su entrepierna con los himnarios, apenas ocultando el deseo de desnudarte, acariciar tu cuerpo, lamer la dulce piel de tus nalgas, penetrar con la lengua tu húmedo interior e incitarte a gritar de placer. Eres la mujer más hermosa, interesante, atractiva y un poco puta que hemos visto.

En casa, a solas, te imagino besando mis labios, deslizando tus manos por mi pecho y buscando con tu lengua mi cuello. En un instante, mi erección se abre paso en mis pantalones de mezclilla, mi cuerpo se eriza al sentir por un instante que estás allí conmigo. 

Tengo una imaginación muy grande.

Y en un momento bajas mi bragueta e introduces tu mano lentamente en mis pantalones. Lo reconozco eres tremenda, esos pantalones ajustados resaltan tus poderosas caderas y sus bien formados muslos,y esos zapatos de tacón alto perfilan aún más tus piernas. Esa blusa sin mangas invita a verte desnuda.

En mi mente, te quitas los pantalones dejando al descubierto unas piernas y un culo perfecto. Aunque los he visto miles de veces, siempre se antojan nuevos y mucho más atractivos.

Te dejas meter mano por todas partes, emitiendo leves jadeos que consiguen endurecer mas mi pene, atreviéndome a ir mas y mas lejos.

Con maestría te desabrocho la blusa y, tras una breve sacudida, emergen unos pechos grandes y bien puestos, cubiertos por un delicado sujetador negro que resaltan de manera brillante tu perfecta naturaleza.

Toda mi imaginación está llena de tu cuerpo impresionante, demoledor, de unas curvas perfectas. No quiero que termine, deseo disfrutar cada una de tus curvas, cada centímetro de piel, escuchar tu dulce voz, sentir tus manos en todo mi ser por puro vicio. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, estoy a punto de reventar.

Entonces te pones de pie, y comienzas poco a poco a bajarte las braguitas casi sin doblar las piernas, las bajas hasta llegar al suelo. La imagen de tu precioso sexo entre tus nalgas brillantes es una de las más excitantes que he tenido en mi mente.
Fantasía erótica

Como es mi fantasía, repito la escena varias veces en cámara lenta, poco a poco, sin prisas. Me entrego totalmente a mi imaginación, mi cuarto se borra, los ruidos de la casa desaparecen, gotas de sudor resbalan por mi frente, aprieto mis nalgas para sentir mayor placer. Debo contenerme para continuar con mi fantasía.

Continuando con tu striptease, doblas tus brazos por detrás de la espalda y te desabrochas el sujetador. Te lo quitas y lo dejas caer suavemente.

Cuando quedas completamente desnuda, realizas un giro completo sobre ti misma, como enseñando la mercancía a un posible comprador. De mi pene sale un liquido anunciando que de un momento a otro tendré un explosivo orgasmo.

Te sitúas encima de , colocando tus manos sobre mi pecho, levantas tus caderas acogiendo con tu sexo mi verga totalmente erguida como poste de teléfono. Comienzas a mover tus caderas, en ningún momento pierdes tu porte, es impresionante la elasticidad de tu cuerpo y como te acomodas al mio.

Así continuas por un par de minutos, con ese ritmo endiablado de tus caderas, pero sin perder en ningún momento ese estilo tan elegante que te caracteriza. Con mis ojos cerrados veo tu cara de ángel disfrutando del momento, y tus generosos pechos se bambolean tanto de un lado a otro, de arriba a abajo, y cada vez más y más aprisa con cada empujón que oleadas tras oleada de placer atraviesan mi cuerpo, tanto, que mi erección explota con toda su fuerza. El orgasmo fue repentino y violento, di un grito inarticulado, quede rígido después de expulsar todo mi semen.

Estoy feliz, contento, agradecido por conocerte y verte cada domingo, estoy seguro que también disfrutas nuestra lascivas miradas, haciéndote sentir como un tesoro muy deseado. Tal vez algún día mis deseos sean una excitante realidad.


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