Confesiones: con el viejo de mi jefe.
Las confesiones siempre son buenas, una vez hecha se siente un descanso, como si dejaras en el suelo una carga pesada que ya no aguantas más.
Este es un programa de radio llamado «Confesiones de medianoche» transmitiendo los viernes a la medianoche desde la Ciudad de México, a este programa hablan los radioescuchas para confesar fechorías, faltas a la moral, o cualquier pecado que tienen oculto; tocan diferentes temas, pero el único que nos interesa es el relacionado con el sexo. Lo hacen de manera anónima, pero el locutor los invita a que den detalles, y en una de esas confesiones, tal vez, reconozcas a una persona muy cercana a ti.
CORTINA DE ENTRADA
Hola que tal bienvenidos a su programa Confesiones de Medianoche. Transmitimos en vivo desde la Ciudad de México, para comunicarte con nosotros nuestros teléfonos son 55... y 55... Esperamos tus confesiones. Y el tema de hoy es: «Infidelidad en Navidad». Como acaban de pasar las fiestas de navidad, seguramente cometiste algún pecadillo, o pecadote es esas fiestas que se dan en los trabajos y oficinas. Entonces no te hagas y hablamos por teléfono y confiesa. No lo hacemos por morbo, es para que descanse tu alma. Vamos con la primera canción del día de hoy.
MUSICA
Ya regresamos, y también tenemos la confesión del día de hoy. Solo recuerda que tu llamada es anónima, pero para identificarte necesitamos un nombre inventado o un apodo. ¿Quien está en la línea?
Hola, soy la licenciada.
Hola Licenciada ¿cómo se encuentra el día de hoy?
Muy bien, siempre los escucho, y ahora que dieron este tema, me dije a mi misma, esta es tu oportunidad.
Pues que bueno que te animaste, cuentanos tu confesión.
Cada año la empresa en que trabajo organiza una cena de navidad y de fin de año, intercambiamos regalos, cenamos rico y las que estamos casadas llevamos nuestra pareja para bailar.
¿Estas casada?
Si, llevo diez años de casada.
¿Y esta es la primera vez que le fuiste infiel a tu marido?
Hasta el momento solo de pensamiento, el famoso taco de ojo con algún cliente, o compañero de trabajo, el dejar que me vean las piernas o el escote, solo cosas asi.
¿Y aqui estaba presente tu esposo?
¡No! Dejame seguir contando. Esta vez mi marido no me acompaño por que tuvo una infección estomacal, yo quería quedarme a cuidarlo, pero él me insistió en que tenía que salir, así que fui a la fiesta sin él. Me puse un vestido de color negro, ajustado de la falda y con un escote sencillo, zapatos de tacón del mismo color y pantimedias de color natural.
¿No llevabas ropa interior?
¡Claro que si! Un brasier de media copa y una pantaleta negras, muy sencillas porque no pensaba enseñarselos a alguien es especial.
¿Y al final si terminaste enseñando tu pantaleta?
Pues si, si lo hice.
¿Te consideras una mujer con curvas? ¿O delgada? ¿O gordibuena?
Tengo lo mio. Cuando voy a dejar a los niños a la escuela varios papas voltean a mirar mis nalgas y también mis bubis; lo hacen discretamente, pero si me doy cuenta. No estoy super nalgona, ni superchichona, pero si llamo la atención.
¿Y en esta fiesta pensabas llamar la atención de alguien?
No, iba preocupada por mi marido, asi que no puse un especial cuidado en arreglarme.
Esta bien, ya en la fiesta ¿qué paso?
Al principio fue lo mismo de siempre: los saludos y abrazos, la cena, el intercambio de regalos, bromas y comentarios; y asi paso buen parte de la noche hasta que llegó el baile. La mayoría de mis compañeros llevaban pareja y los que no buscaron con quien bailar, a mi me invitaron, pero los rechacé pensando en mi marido, y no creí justo divertirme mientras él estaba convaleciente, así que me quede en la mesa.
En eso veo que se acerca mi jefe, un hombre ya mayor, como de unos 70 años aproximadamente, no es feo, es agradable y un caballero.
¿Cómo es tu relación con él?
Hasta ese momento fue profesional, yo no me metia en su vida y él tampoco en la mía.
¿Cómo es ahora?
Seguimos siendo profesionales, solo que hay cierta preferencia hacia mi, mis compañeros me dicen que si soy la consentida del profesor.
¡Vaya! ¡vaya! Antes de que continues vamos a una pausa comercial y regresamos a seguir escuchando tu confesión.
COMERCIALES
Ya estamos de regreso, y no perdamos tiempo, continuemos escuchando la confesión de la Licenciada, adelante esta muy interesante tu historia.
Bueno, pues me quedé en que mi jefe se acercó a mi mesa, se sentó junto a mi y comenzamos a platicar de varios temas como la enfermedad de mi esposo, de que su mujer ya lleva un mes visitando a su hija, que yo extraño bailar con mi marido, que mi jefe se siente solo. En ese momento comenzaron a tocar música salsa, que a mi me encanta bailar, mi jefe noto mi gusto por esa música y me invitó a bailar.
Supongo que dijeste si.
Si, asi fue. Lo pensé, me hice del rogar, pero al final acepte. Debo decir que mi jefe baila muy bien, me agradó como me llevaba, realmente disfrute el baile, pero...
¿Pero qué?
Empeze a notar como me tocaba con sus manos mis nalgas y mis senos, al principio pensé que era casualidad, pero se fue haciendo más frecuente esos roces; entonces decidí no tomar en cuenta esos tocamientos, pues total, ya esta viejito y se siente solo, fue como...
¿Un servicio social?
¡Andale! Así mero, como un servicio a la comunidad, hay que ayudar a los de la tercera edad.
Pues si, hay que ayudarlos, ¿qué pasó después?
Que seguimos bailando, y sus roces se convirtieron en caricias,como yo no decía nada sus manos seguían acariciando mis nalgas y me acercaba a su torso para que mis tetas estuvieran en contacto con él. Debo confesar que me agrado, pero tenía que poner un alto, así que le dije que fueramos a la mesa a descansar.
¿No se enojo?
No, entendió la situación y me llevó a la mesa. Volvimos a platicar, solo que ahora me tomo de la mano con cariño y no hice nada por soltar, es que un agradable calorcito empezó a recorrer todo mi cuerpo. Siempre pensando que le estaba haciendo un bien a mi jefe, que no va a pasar nada, pero si paso.
¿Qué paso?
Primero me volvieron a invitar otros compañeros a bailar, y acepte con la condición de solo bailar una cumbia con cada uno.
¿Cuántos compañeros eran?
Fueron cuatro, y baile cumbias con cada uno de ellos. Me agrado ser tocada por diferentes manos, nunca antes lo había hecho, solo bailaba con mi marido, y esta fue un experiencia muy gratificante.
Con una sola palabra ¿cómo te sentiste?
¿Con una palabra?... ¿Mmhh?... No sé... Cachonda... o sexosa... tal vez.
Entiendo ¿Y lo notaban?
Ellos no sé. Pero mi jefe creo que si, por la forma en que me miraba. Cuando terminé con ellos, mi jefe se acercó para seguir bailando, pero cambiaron las cumbias por música romántica. Por un momento pensé en retirarme, pero me dije: ya esta viejito, ¿qué puede pasar? Entonces me deje llevar por él al ritmo de la música, sus manos fueron bajando hasta donde empiezan mis gluteos y mis senos estaban pegados junto a su torso. De repente sentí...que... me da pena hablarlo...
Dilo, estamos en confianza.
Bueno, pues ahí va. De repente sentí su pene medio duro sobre mi vientre, perdí el ritmo, estuve a punto de caer, pero él me sostuvo y me apretó más a su cuerpo.
¿Es feo tu jefe?
No es feo, al parecer en su juventud era todo un galán, solo que ahora con sus arrugas y canas se ve como un anciano simpático, bonachón e inofensivo. Y por creer eso, fue que permití que me tocara mas de lo permitido y me besara en la boca.
¿Durante el baile?
¡Si!. Al parecer nadie se dio cuenta por que solo fue por unos segundos, pero lo suficientes para hacerme estremecer de placer, sin embargo el recuerdo de mi marido enfermo me detuvo a seguirlo besando... por el momento. Ya que poco a poco, entre vueltas de baile me llevó a una bodega que estaba en la parte de atrás del salón. Ya entrando, encendió la luz, cerró la puerta, y comenzó a besarme de nuevo.
Ante de que continues tenemos que ir a un corte comercial. No se vaya que esta confesión está muy interesante.
CORTE COMERCIAL
Ya estamos de nuevo aquí en su programa Confesiones de Medianoche. No perdamos tiempo y sigamos escuchando a la Licenciada.
Me quedé en que estamos dentro de la bodega besandonos. Tan rico besa mi jefe que olvide a mi marido y me deje llevar por esas olas de placer que comenzaban en mi boca y llegaban hasta mi entrepierna. No supe cuánto tiempo pasamos así, me perdí, y deje que sus caricias fueron subiendo de intensidad, ya no solo sobaba mi espalda también comenzó con una mano en mis bubis y la otra en mis nalgas; no le di importancia porque acaricia como un caballero, o sea, no lastima ni hace daño, pero lo hace con la suficiente fuerza para aumentar mi propio placer. Por eso lo considero un caballero: no busca su propio placer, procura el mío.
Ese es un detalle importante que tenemos que tomar en cuenta nosotros. ¿Y eso fue todo?
¡No! ¡Claro que no! Permití que me subiera la falda, que me desabrochara el vestido en la parte de enfrente y sacara mis senos, también bajo mi brasier exponiendo mis pezones que estaban duros y sensibles. Me sentó sobre una de sus piernas y al tiempo que me acariciaba mis nalgas, empezó a chuparme mis pezones, primero con baja intensidad, dedicando tiempo a una y otra de mi chichis; para después subir la fuerza de sus chupetones. Comencé a gemir, después a dar pequeños gritos de placer, mi respiración fue agitándose, sentí que mis feas pantaletas se humedecen. Me dio suaves y pequeños mordiscos en mis pezones, su manos estaban dentro de mis pantaletas acariciando mi ano. ¡Solo de acordarme me caliento de nuevo!... Perdón... se me salió...
No te preocupes, continua por favor.
Mis manos acariciaban su cabello, su espalda y su brazos. Me deje llevar, olvide a mi marido, en donde estaba, las posibles consecuencias, que si entraba alguien a la bodega, que si veían o si escuchaban mi gritos y pujidos, que para ese momento ya tenían un volúmen considerable. Ya solo buscaba una sola cosa: continuar con esa lujuria, que no acabara nunca ese inmenso placer provocado por mi jefe, yo solo quería mas y mas. Entonces, sin dejar de besar mis senos, una de sus manos acarició mi vagina y la otra continuaba sobando mis nalgas sobre todo palpando mi ano. Mis caderas comenzaron a agitarse y grité de placer como nunca lo había hecho. Por las convulsiones de placer gracias orgasmo que tuve, mis piernas se doblaron, mi jefe me dejo caer al suelo, y aún en el suelo continuaba moviendo mis caderas por tan inmenso orgasmo.
¡Woow! Estuvo intenso.
Demasiado, nunca lo había tenido un orgasmo asi, tan intenso, tan sensacional... lo quiero de nuevo...
¿Se lo has comentado a tu marido?
¡No le dicho nada! Trato de revivir ese orgasmo con él, llevándolo a nuevas prácticas, otras posiciones, pero hasta el momento solo mi marido ha sido el que se lleva la mejor parte. Y yo... bueno si tengo mis orgasmos, pero ninguno ha sido igual... hasta el momento.
Volviendo a lo de tu jefe, ¿te dejo en el suelo?
No terminó ahí. Yo estaba dispuesta corresponderle dándole también placer, pero sucedió algo muy desagradable.
¿Qué paso?
Pues que se bajó los pantalones y su trusa, saco su pene choncho y duro, listo para ser usado; pero lo que no me gusto fue verlo lleno de vellos, más bien lleno de canas, no me agrado para nada verle sus bolas cubiertas de canas.
¿Entonces que hiciste?
Él me pidió una mamada, pero yo me negué. Me puse de pie y sin acomodarme aún la ropa le comente que no quería hacer una mamada y tampoco una penetración. Por un momento pensé que me iba a forzar por la mirada que me lanzo, al tiempo que se acercaba a mi, pero no fue así. Me dio media vuelta y amablemente con ternura me digo al oido que solo quería restregar su verga en mis nalgas. Entonces subí mi falda hasta la cintura, me agache confiando en que él solo se masturbaria con mis nalgas, y así fue.
Bajo mis bragas, colocó su verga sobre mi trasero, sentí su falo duro sobre mi piel y empezó a sobarse, yo comenzé también a moverme a su ritmo, mis bubis se mecían libres de un lado a otro; poco a poco los movimientos fueron aumentando de intensidad, mi jefe agarró mi tetas pellizcando mi pezones, comencé a gritar de nuevo y él también empezó a dar gruñidos de placer y su respiración se hizo más intensa. Cerré los ojos disfrutando la intensidad del momento, sus meneos se hicieron más rápidos para pararse de repente soltando un chorro de semen caliente que sentí cayendo sobre mis nalgas, mis muslos hasta mis pantorrillas. Alcance a tener un orgasmo pequeño, pero placentero, él continuo sobando mis senos, después acarició mi cabello calmando su respiración.
Nos separamos, él continuaba con los pantalones abajo y yo con el vestido abierto con la bubis de fuera, la falda hasta la cintura y las pantaletas en los tobillos. Nos reímos como dos tontos, él sacó su celular, y asi como estabamos, se acerco brincando para tomarnos una selfie.
¿Para el facebook?
No, solo como un recuerdo de navidad. Después nos limpiamos los fluidos con pañuelos desechables, acomodamos nuestras ropas y ahí mismo nos despedimos, sin palabras, solo con un beso largo en la boca. Yo salí primero, y sin despedirme de mis compañeros, me fui a casa.
¿Estas arrepentida?
Entre sí y no. Al principio si tuve remordimientos, no podía ver a mi marido a los ojos, ni a mi suegra o a algún otro miembro de su familia.
¿Tienes hijos?
Hasta el momento no, tal vez mas adelante.
¿Sigues teniendo remordimientos?
No ya no. Conforme fue pasando los días, solo recuerdo lo placentero que fue, mi hormona le gano a mi neurona. Y como ya dije estoy buscando experimentar de nuevo ese orgasmo. Regresando de las vacaciones de navidad no he tocado el tema con mi jefe, solo cuestiones de la oficina, pero si se nota cierta complicidad entre él y yo. Hasta aquí mi confesión, si hay mas ya te estaré hablando.
Muchas gracias Licenciada, muy buena confesión, calentaste el ambiente con tus descripciones. Y si hay mas esperamos tu llamada.
Bueno pues hasta aquí su programa Confesiones de Medianoche, nos escuchamos la próxima semana con mas confesiones. Hasta pronto.
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